lunes, junio 26, 2006

LA MALDITA HISTORIA DE SIEMPRE

Minuto 98 de tiempo corrido, Maxi Rodríguez controla balón a las afueras del área, los corazones se detienen por instantes, la respiración falta, es el instante previo a la muerte. Rodríguez sacó impresionante disparo, lejos de la estirada de Oswaldo Sánchez sentenciando el partido a favor de los albicelestes. Las banderas argentinas ondean en todo lo alto, contrastando con las lágrimas que inundaron los ojos mexicanos. Estamos eliminados.
Al caer el golazo de Maxi Rodríguez sabíamos que todo estaba consumado, las lesiones de Pavel Pardo y Andrés Guardado habían minado de manera importante la capacidad de respuesta y se notaba en la falta de balones al frente. Sinha nunca se encontró en la cancha y no entró en ese ritmo vertiginoso que se requería para generar pelotas al frente.
Rafael Márquez se partió el alma, dando el juego que todos esperábamos de él, corriendo, marcando, gritando, generando oportunidades al ataque e incluso anotando el gol que nos dejaba soñar con la victoria. Fue un verdadero capitán.
Lástima que no tuvo quién le hiciera segunda y como el mismo mencionó al final: “Nos hizo falta un Ronaldinho”. Rafa fue digno líder de una defensa bien plantada, que marcó de manera correcta, sin espantarse ante el escenario y el rival, dando muestra de serenidad. Osorio, Salcido, Castro y Méndez se pegaron el mejor partido que les recuerdo juntos.
Al llegar el silbatazo del árbitro suizo llamado Máximo Busacca, de irregular trabajo, sabíamos que la historia se había repetido, por cuarto mundial consecutivo llegamos a octavos de final para quedar eliminados en el partido de la verdad.
Si se cumplió o no con el proceso, que si jugamos como nunca, que vendimos cara la derrota, que el árbitro marcó parcial a ellos, que si esto, que si el otro, al final la maldita historia se repitió

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