La cerveza, una aliada de la salud
El origen de la cerveza se remonta muy atrás en la historia de la humanidad. hay quienes afirman que fue inventada antes que el pan, y que por mucho tiempo se le utilizó más como alimento que como bebida de celebración. Y es que la principal materia prima de la cerveza es la cebada, un cereal de reconocidas cualidades nutritivas.
En sus comienzos, los egipcios obtenían la cerveza fermentando el trigo, pero más tarde éste fue sustituido por otros cereales más idóneos, especialmente la cebada. la bebida se mezclaba con frutos de preferencia dátiles, se endulzaba con miel y se perfumaba con canela. los fabricantes de cerveza, eran exentados de prestar el servicio militar, y tanto los soldados como las autoridades recibían cerveza como parte de su paga. Existen pruebas de que se hace más de 4 mil años los chinos también producían una clase de cerveza llamada Kiu, que se hacía a base de cebada, espelta, mijo y arroz.
Diversos estudios científicos han demostrado que la cerveza es una bebida natural y saludable, que no contiene grasa y aporta vitaminas y minerales, además de otras sustancias con propiedades funcionales. el consumo de una cerveza al día cubre entre 10 y 15 por ciento de las necesidades diarias de folatos, y aporta una importante cantidad de ingesta recomendada de fibra soluble. Aporta fósforo y vitaminas solubles del grupo del complejo B, importantes para el equilibrio en el sistema nervioso central, entre las que destacan la rivoflavina, que facilita la digestión, la piridoxina, la niacina y el ácido fólico, así como proteínas y calcio.
El consumo moderado de cerveza es particularmente benéfico para las personas mayores (sanas)( debido a sus características sedantes, de inducción al sueño, vasodilatadoras y diuréticas.
El consumo moderado de alcohol tiene efectos positivos en el organismo, pues reduce el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, siempre y cuando se trate de individuos adultos, sanos, que no consuman fármacos con los que el alcohol pueda interferir. Tomar una cerveza de vez en cuando puede ser agradable. Sin embargo, no hay que olvidar que a pesar de sus beneficios es una bebida alcohólica y por lo tanto, su consumo debe ser moderado.
El consumo moderado de cerveza podría disminuir uno de los factores de riesgo de la enfermedad del alzheimer gracias a su alto contenido en silicio. Asimismo, es un estimulante del apetito y de fácil digestión, contiene poca azúcar apaga la sed, refresca y tiene un efecto reanimante debido a su alto contenido de agua.
En México también existen diferentes tipos de cervezas, que se diferencian por la variedad y la mezcla de maltas y por el método de elaboración.
Según este trabajo de investigación, aplicado en animales de experimentación, el consumo diario de os cañas de cerveza de doscientos miligramos aporta un cincuenta por ciento de la ingesta mínima recomendada de silicio, componente que también se encuentra en otros alimentos como el café, el agua, los plátanos, las judías verdes o las espinacas.
Clara. Se produce con malta sin tostar. Oscura. Se produce a más alta temperatura que la clara y se elabora con malta y cebada tostadas. Campechana. Se hace con la mezcla de cebadas de diferentes tipos de tostado; su color es intermedio entre la cerveza clara y la oscura. Lager. Es añejada con lúpulo y se elabora en frío
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