El agujero de ozono, en su peor récord histórico
El nivel de ozono en el Polo Sur se redujo en 2006 en una cantidad de 40 millones de toneladas, la mayor cifra registrado en la historia y que supera la cifra récord de 2000, cuando se perdieron 39 millones de toneladas, revelaron mediciones del satélite Envisat de la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Semejante pérdida de ozono exige temperaturas muy bajas en la estratosfera combinadas con los rayos del sol. Este año se puede explicar porque las temperaturas en la región antártica han alcanzado su récord de frío desde 1979”, explicó Claus Zehner, ingeniero atmosférico de la ESA.
La pérdida anual de ozono se calcula midiendo el área afectada y la profundidad del agujero. El tamaño del hoyo en la capa de ozono de este año es de 28 millones de kilómetros cuadrados, una extensión similar a la alcanzada hace seis años, y su profundidad, de cien unidades Dobson —que miden el espesor de la columna de ozono en vertical desde el punto de medición— casi la misma del récord de esta magnitud, alcanzado en 1998. La elevada pérdida registrada este año obedece a que ambos parámetros coincidieron en el tiempo.
El agujero de la capa de ozono, descubierto por primera vez en 1985, tiene un claro responsable, la actividad humana, la industria, la contaminación atmosférica por clofluorocarbonos, los famosos CFC’s y otros gases; y tiene también un papel crucial, el vórtice polar; su forma y su movimiento determinan el tamaño y el comportamiento del agujero de ozono sobre la Antártida.
Región de vientos. El vórtice polar antártico es una especie de región con vientos muy fuertes en la baja estratosfera, que generalmente circunda todo el continente blanco. Dentro del vórtice o jet polar nocturno se registran las temperaturas más bajas y las mayores pérdidas de ozono.
Este se forma en mayo y durante toda la noche polar permanece fijo sobre la Antártida; el frío extremo de las capas altas de la atmósfera aprisiona el aire dentro de esa especie de cerco y cuando comienzan a llegar los rayos de luz, combinados con los compuestos clorofuorocarbonados, la destrucción es masiva, muy rápida.
El ozono es el escudo protector de la Tierra que, 25 kilómetros por encima de nuestras cabezas, filtra las dañinas radiaciones ultravioletas. En la última década, esta capa bienhechora ha perdido un 0.3 por ciento de espesor al año, lo que incrementa el riesgo potencial de cánceres de piel, cataratas y una larga serie de perjuicios a la vida natural.
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