viernes, abril 17, 2009

Y tú, ¿vas al súper o a la red?

Y tú, ¿vas al súper o a la red?

Los mexicanos ya perdimos el miedo a comprar por internet. Con un clic evitamos largas filas, pagamos servicios y recibimos productos en casa

El asiento 23A que está pegadito a la ventana lo apartas con un clic en el avión virtual que aparece en la pantalla de la computadora. El boleto nunca lo ves, con una clave de dos números y tres letras llegas al aeropuerto. Tampoco oliste los 2 mil 300 pesos que pagaste por el viajecito a Cancún, ni mucho menos conociste la cara de quien te lo vendió. Desde que ingresas a la página de la aerolínea te conviertes en la boletera que busca la mejor opción, casi siempre la más barata.
El ritual de entrar a una aerolínea electrónicamente, elegir destino, cotizar precio, dar clic al que dice 320 pesos más impuestos y luego pagar con los números de una tarjeta de crédito, es el hábito que ha inflado las cifras del comercio electrónico en México, pues 72% de todo lo que se compra en la red está ligado al turismo y los paquetes de viajes significan 902 millones de dólares en las ventas totales, según el estudio Comercio Electrónico 2008 de la Asociación Mexicana de internet (Amipci).

Pero eso de escoger un asiento con un dibujito no sólo se da en los aviones, también en los foros para conciertos. A diminuta escala ves el Foro Sol y con diferentes colores identificas que tan cerca estarás de Metálica. Cada color tiene un precio y uno elige su asiento también con un clic. No puedes presumir físicamente el boleto para el concierto. Sabes que lograste comprarlo en los primeros 15 minutos de la preventa, aunque lo veas meses después o simplemente llegues a las puerta 5 con una hoja tamaño carta en la que está impreso un código de barras.

Además de boletos de avión y de entretenimiento también se elige compañía. Antes de rentar a una chica por internet, le puedes dar clic a “Grace” y conocer sus cualidades en foto, descubrir sus medidas, edad, color de ojos, disponibilidad y estatura. Luego de ver cinco fotos el comprador mueve el mouse, acepta, paga y en treinta minutos tiene al sexo tocando a su puerta.

Así el internet es un pasillo largo de supermercado donde cabe de todo, desde un consolador en forma de lápiz labial, hasta un perro que servirá de mascota o un cuarto de jamón de pavo que mandas pedir al supermercado en línea.

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